Sobre IBI, la eficiencia energética y la picaresca
Ya lo ha dicho el Ministerio de Montoro:
Hacienda ofrecerá rebajas en el IBI para las casas que ahorren energía
Pero cuales son las consecuencias de estas rebajas?
De donde viene todo esto?
A mediados de 2013 el gobierno estableció la obligación de contar con un certificado de eficiencia energética para cualquier inmueble que estuviera en venta o alquiler. Esta ley viene inspirada por diversas directivas europeas relativas a eficiencia energética, que no hacen sino poner las pilas a un país en el que andamos muy atrasados en materia energética y en el que nos seguimos dando cabezazos contra la pared cuando salen normativas como la famosa “ley de autoconsumo que hace inviable el autoconsumo“.
La ley que vino a imponer y regular el certificado energético en España cojeaba por bastantes sitios. En primer lugar no tiene mucho sentido realizar una certificación energética a un inmueble aislado, dado que, en un país donde gran parte del parque inmobiliario edificado es anterior a 1981 (análisis del parque inmobiliario en Zaragoza), año en el que se aplicaban las primeras normativas de carácter energético, la mayoría de los inmuebles requieren de una importante intervención por el exterior del edificio y de manera conjunta.
Es inviable o muy poco rentable realizar rehabilitaciones energéticas en inmuebles de manera individual, ya que la intervención óptima se realiza incorporando un aislante por el exterior del edificio (SATE) junto con la renovación de carpinterías, más allá de la renovación de las calderas individuales, o renovación de instalaciones o elementos interiores de las viviendas.
El portal inmobiliario idealista.com salió a la calle para preguntar que nos parecía este nuevo certificado:
¿Que te parece que para alquilar o vender vivienda sea obligatorio el certificado energético? (vídeo)
Pues bien, no hacía falta ser un coco para ver lo que iba a pasar con el mercado de las Certificaciones Energéticas. Si nos hemos escandalizado con los casos de las ITE (Inspección Técnica del Edificio), considerada por unos ilegal y por otros como un intento fallido de controlar el estado del parque edificatorio español, que pasaría con un trabajo que apenas supone una responsabilidad civil?.
Las ITE
Recordemos que con la ITE el técnico se vale de medios visuales para dar una opinión sobre el estado del edificio, no estando claro hasta donde llega la responsabilidad del técnico en caso de derribo o daños físicos y materiales por el propio edificio o partes de él. El mercado de las ITE se ha convertido en un mercado a la baja, donde en muchas ocasiones es más que dudosa la calidad del informe. Los honorarios escandalosamente bajos, sumados a unos altos índices de paro en el sector han hecho que las ITE no disfruten de mucha reputación.
En el caso de las certificaciones energéticas el panorama es mucho peor. La certificación energética conlleva un trabajo de visita y toma de datos en el inmueble más una elaboración del informe, teniendo en cuenta la ubicación, entorno del edificio, instalaciones, cerramientos del inmueble, etc… por supuesto este trabajo se realiza en horas y no en minutos. En el mercado se llegan a ofrecer certificaciones por 35€, lo que no llegaría a cubrir ni la visita al inmueble. No hace falta comentar que la rigurosidad del informe que se encargue por esos honorarios será nula. Sinceramente, con esos precios hay que ser inútil para no tener un certificado de eficiencia energética y que te multen, porque sí, se multa a los inmuebles que no dispongan de certificado, tal y como leíamos en la prensa:
“Llegan las multas a las viviendas sin certificado energético”
La picaresca
Pero en España la picaresca no tardó en llegar también al propio resultado de las certificaciones energéticas. Debido a la ausencia de organismos de control, las certificaciones energéticas podrían hacerse de manera intencionada. Todos sabemos que una tasación de un inmueble oscila en un rango en función de quién lo solicite, pero en el caso de las certificaciones energéticas, el descaro llegó a casos en los que el técnico ofrecía calificaciones energéticas “A” por un módico precio. Las multas también acabaron apareciendo en estos casos, 4.000€ de sanción por una infracción a un técnico que otorgó una A cuando la vivienda era de clase C:
A todo esto se suma una falta de información al ciudadano y una resistencia a aplicar la normativa hasta que la multa no aparece.
En el mercado se llegan a ofrecer certificaciones por 35€
Da miedo visualizar la situación del Certificado Energético cuando la calificación de éste puede suponer un importante ahorro en el pago del Impuesto de Bienes Inmuebles. Este impulso a la rehabilitación energética es totalmente justificado, necesario y lógico, pero debemos hacer un esfuerzo todos los técnicos en no degradar una profesión que ya de por sí está deteriorada realizando informes de baja calidad a precios irrisorios. Todos nos encontramos en un ambiente de precariedad laboral, pero la calidad del trabajo no se puede ver influenciada por el mercado.